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centaurodeldesierto

Hugo Chávez

 

En el circo mediático en el que vivimos siempre aparece como enemigo público número 1 el presidente venezolano Hugo Chávez. Curiosamente es algo que consensua gran parte del espectro (por fantasma) ¿ideológico? de este país, desde el progrerío rancio de El País hasta la legión de hostia y sacristía de Intereconomía, pasando por los seguidores de El Mundo, dirigidos por los siniestros Pedro J. y Melchor Miralles. De continuo se nos presenta como un sátrapa, un dictador, que amenaza con recortar los pocos derechos humanos que quedan en la desvencijada Venezuela, un tipo que desde un plató de televisión y a golpe de micrófono derriba  los débiles cimientos de la democracia venezolana. Lo acusan de fascista y de comunista, de atentar contra la propiedad privada, de golpista... Y realmente a pesar de su retórica fanfarrona, no es ni lo uno ni lo otro, sino simplemente un populista. No es por desgracia un Robin Hood de esos que les quita el dinero a los ricos para dárselo a los pobres, sino un representante más de ese fenómeno tan latinoamericano que es el populismo, de gestos altisonantes y pomposo verbo, pero nada más. Hugo Chávez no está empeñado en promover una suerte de socialismo del siglo XXI, por más que su retórica remarque esto, sino en la creación de un polo en América Latina que marque un paso distinto al que señala el tutor de siempre, el Tío Sam. Pide una política propia, y eso supone tocar la fibra sensible de las clases populares, con el consiguiente enfado de los amigos de Telemundo, la gusanada de Miami y el artisteo reaccionario de musiqueo y telenovela.

No, no me gusta Chávez, menos aún -por si hay duda- los hermanos Castro. No me gusta su fanfarronerío, su populismo del tres al cuarto, que vaya de verde, ni tampoco su autoritarismo. Sin embargo, menos me gusta su blanca oposición, o los gobiernos pro-occidentales de Colombia, Perú o la golpista Honduras. Allí no sólo se acusa a la oposición y se atenta contra la libertad de expresión -fenómeno no reducido al ámbito venezolano o cubano-, sino que también se asesina a campesinos y a indígenas. Y si no, miren las páginas de nuestros periódicos mass-media, qué repletas están de noticias sobre la avanzada paramilitar en Colombia, el asesinato en la Amazonia de indios bajo el gobierno del amigo Alan García, o el apagón informativo que tras sus tuteladas elecciones sufre Honduras. Mientras, desde aquí le ponemos una diana a la cara de Chávez.

 

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