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centaurodeldesierto

El pequeño Adrián

Hoy voy a hablaros del pequeño Adrián. Adrián es hijo de uno de mis mejores amigos. Es un niño con cara de ángel, rubio, muy guapo, risueño y listo como él sólo. El otro día fue la fiesta de su segundo cumpleaños y la verdad es que me queda un dulce recuerdo, pero también una agria reflexión. Era un día de invierno, la chimenea estaba encendida y chisporroteaba, todos los amigos y familiares estábamos dispuestos alrededor de la estufa mientras contemplábamos las andanzas del pequeño. Adrián saltaba, jugaba y con un balbuceo que a cada día que pasa se va haciendo más audible nos transmitía su alegría. El niño andaba como loco, de un lado para otro, con los ojos muy abiertos, sin saber realmente con que juguete de los muchos que le habíamos regalado los adultos echar la tarde. Cinco minutos con las piezas de construcción, ahora estrujar al perrillo que me han regalado los abuelos, inmediatamente después reírme con el trompo y la grúa con la que me hace burlas el primo grande...

Pobres niños con los adultos que les ha tocado, muchas veces ya no sólo queremos llenar nuestros vacíos existenciales con cosas, sino también sin darnos cuenta enseñar a los más pequeños que en el tener es en donde reside la felicidad y la alegría. El bienestar, la riqueza material, es lo que nos ha hecho caer en tan errónea creencia. Convertir fiestas de cumpleaños en una especie de reyes magos o fiestas de comunión en poco más que en bodas hará pensar a nuestros niños en que todo es fácil, que el esfuerzo no es un valor. Acumular cosas y más cosas nos impedirá realmente disfrutar. Afortunadamente el pequeño Adrián cuenta con unos excelentes y responsables padres, pero ¿cuántos críos no correrán esa misma suerte en este mundo de olores, colores y luces de neón?

A pesar de todo lo dicho, la velada de cumpleaños transcurrió feliz, y siempre quedará en mi recuerdo como Adrián pedía una y otra vez apagar las velas y como se le iluminaba la cara cada vez que soplaba. Estaba gracioso de verdad, como diría mi madre pa comérselo. Qué difícil ser un niño en el siglo XXI.

 

1 comentario

Mariscal -

Mi hijo Pablo cumplio 2 años el pasado 17 de Febrero, mi reflexion fue la misma despues de haberle preparado una fiesta en un garage con unas 50 personas (y otras tantas que no pudieron venir porque era miercoles) y casi el mismo numero de regalos, una pasada, claro como vivo en un piso de 70 m2 donde meto todos los juguetes...?
En fin lo unico que me recurda desde aquel dia son las velas y que le cante "cumpleaños feliz"