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centaurodeldesierto

Cuestión de circunstancias

De lo que está ocurriendo en Libia me indigna esa actitud mafiosa del hijo de Gadafi. Apoltronado en el sillón, con el dedo aleccionador, amenaza con verter ríos de sangre diciendo que lo ocurrido en Irak o Yugoslavia se quedará en pañales al lado de lo que pueda pasar en Libia. Me desayuno esta mañana con la imagen de Gadafi en una especie de coche, con paraguas incluido, llamando perros a los medios de comunicación. Ambas escenas tienen un punto de patetismo que causaría risa si no fuera por las trágicas circunstancias en las que se desarrollan. Los gritos de libertad de todo un pueblo son engullidos por los obuses y las bombas que el dictador dirige contra su propia población.

Llama la atención como los gobiernos occidentales han sustentado a dictaduras con tipos de esta calaña al frente. No sólo Berlusconi, de rabiosa actualidad y al que es demasiado evidente sacarle defectos, sino el gobierno británico o el español, que le permitieron incluso algunas excentricidades como montar su jaima de las narices cuando vino por aquí, a la vez que alababan su buen hacer, su aperturismo para permitir las inversiones de las grandes multinacionales energéticas.

Me produce escalofríos esa retórica vacía de los gobiernos europeos y norteamericano, que es un quiero y no puedo, en la que prima la realpolitik y de la que ya tuvimos un adelanto por estos lares con los sucesos del Sahara a finales del año pasado. Me asquea esa democracia de los señores, que eleva el sufragio censitario a escalas planetarias. Me crea urticaria esa falsa burbuja de consumo desmedido, de televisor y confort en la que nos hemos hundido a costa de la humillación y explotación de otros, ese miedo que antepone la seguridad a la libertad, que nos aburguesa y ata con invisibles -y a veces también visibles- cadenas. Me aterra que el ser un gobernante demócrata sea cuestión de circunstancias -de si has nacido a un lado u otro de un charco, un poco más al norte o al sur- y no de convicciones.

1 comentario

Pedrín -

Chapó