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centaurodeldesierto

Cultura de resistencia

Grecia, cuna de la civilización occidental, hará apenas un mes la policía atentó contra un joven anarquista asesinándolo de un balazo. He ahí la justicia. Bajo un manto de silencio mediático, sobre todo a raíz de que las protestas en el país heleno se empezaran a extender por otros países, la actividad continúa y la llama de la revuelta permanece viva. Los jóvenes griegos dan una lección al mundo gritando que están hartos de gobiernos y caciques políticos, de promesas incumplidas y reivindican su derecho a soñar y a tomar las riendas de su propio destino, sin delegar, sin líderes, sin jefes que les ordenen lo que han de hacer. Esto no es un vómito y los jerifaltes lo saben. No es una explosión de violencia como los medios de comunicación se han empeñado en hacer ver. Es la pasión de construir. Han ocupado universidades, atacado comisarías de policía y liberado ayuntamientos. No sabemos si su empeño tendrá éxito, pero son muy conscientes de que es necesario el cambiar las cosas y aunque los que vehiculan las protestas son jóvenes, no hemos de creer que se trata de algo ingenuo, de sueños azules, o de pulsiones intelectuales de unos cuantos estudiantes. Los trabajadores se unen, las amas de casa se unen, los jubilados se unen. Varias generaciones curtidas en la lucha se dan la mano a través de un hilo conductor que habría que retrotraer al menos hasta los tiempos de la dictadura de los coroneles. Y así, pienso en lo importante que es tener una memoria histórica, una cultura de la resistencia… Los griegos la tienen. Aquí en España se perdió gracias a ese pacto de olvido que fue la transición y las directrices marcadas por un PSOE que se dedicó en los ochenta a eliminar a base de pelotazo, reestructuraciones laborales y estómagos agradecidos a los movimientos sociales.

Mis miradas se centran en el Oriente Mediterráneo y me invaden sentimientos encontrados. Por un lado rabia e indignación ante la barbarie que masacra al pueblo palestino, por otro esperanza en la llama helena. Ante esto último no puedo evitar que continuamente asalte a mi mente aquella canción de Silvio Rodríguez que decía: Y comprendió que la guerra/ era la paz del futuro, / lo más terrible se aprende enseguida/ y lo hermoso nos cuesta la vida. /La última vez lo vi irse/ entre humo y metralla contento y desnudo/, iba matando canallas con su cañón de futuro…

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