Avatar
Acompañado de la parafernalia correspondiente –gafas 3D y sonido envolvente- fui a ver Avatar. Antes, de ella me habían dicho de todo. Buenos amigos, gente cuyo juicio siempre merece mi atención, habían llegado a conclusiones de las más dispares. Movido por la curiosidad decidí ir a verla, resultando la obra de James Cameron lo que venía sospechando de antemano, que era un producto típicamente hollywoodiense, hecho por y para que la caja registradora no parase de sonar. Sin embargo el acabado no es malo. Las dos horas y media que dura la película resultan muy entretenidas y el espectador se lo pasa bien. Por tanto, Avatar no es ni la obra maestra que algunos amigos me han hecho querer ver, ni tampoco un refrito de Pocahontas con marcianitos azules que otros me han desaconsejado. Producción con grandes medios, con muchos efectos especiales, entretenimiento, historia de amor y mensaje de fondo; y que al contrario de lo que últimamente ocurre en la meca del cine, con las proporciones más o menos equilibradas y repartidas de manera que no indigesta. Eso no quiere decir que no haya momentos grotescos, de esos que te despiertan una risa compasiva, en los que el efectismo –algo permanente a lo largo de toda la película- es más exagerado de lo habitual. Eso no quiere decir que el guión no resulte forzado y a veces las cosas no tengan un porqué –caso de la acogida entre los Na’vi del protagonista o de un personaje que interpreta Sigourney Weaver que entra con calzador-.
Quizás lo más a resaltar de Avatar sea el mundo que nos presenta, un maravilloso bosque de árboles como torres, colores desconocidos, flores gigantes y animales que no existen, pero con el que pronto te identificas. Su mensaje de respeto a los pueblos y a su cosmovisión con un nivel tecnológico inferior, así como a la naturaleza, no sólo me parece loable, sino también hermoso. Aunque habría que tener en cuenta que Avatar es una más de esas películas que de vez en cuando se saca Hollywood de la manga en la que intenta reconciliarse con una historia, la historia de los Estados Unidos, que está manchada con la sangre de los indígenas y que siempre se identificó más con los soldados invasores que con los Na’vi.
Finalmente, el calificativo que mejor identifica a Avatar es el de película de aventuras. Quizás inspirada en su esencia –aunque con un resultado menor- en aquellas obras maestras que eran Robin de los bosques o Los vikingos, y cuyo testigo en lo que llevamos de siglo XXI han intentado recoger la trilogía de El señor de los anillos o Apocalypto. Con Avatar nuevamente vuelve a triunfar el cine de palomitas y no el de arte de ensayo, ese con su mensaje muy bien colocado entre los fuegos de artificio. Mientras, el goteo de los billetes no cesa. Sólo se me ofrece una duda ¿Resistirá Avatar el paso del tiempo?
7 comentarios
pekk -
Largo -
Cierto es que el argumento sea sencillo, ojo que no simple, pero yo me sigo preguntando es que acaso el argumento de los vikingos o robin de los bosque tenian un argumento super complejo.
Y respecto al tema de si esta peli resistirá el paso del tiempo,mi respuesta es que para mí al menos será inmortal.
PD: Las escenas de acción están rodadas de manera soberbia, ningún director de cine iguala a Cameron rodando la acción.
Pero claro es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
mato -
Espectacular. Mensaje con el que estoy de acuerdo.
Sin embargo: mensaje hipócrita (cuánto habrá contaminado la producción)...momentos babosos (historia de amor) y estúpidos (el rescate de los protagonistas por la milico traidora de la que nadie sospecha).
En general entretenida y visualmente todo un placer (de hecho la ví en 2D y pienso que debería verla en 3D).
Además de las que citas, Bailando con Lobos (no comparo calidades, si no argumentos: el conquistador que se alía con los conquistados).
pekk -
Sergio -
cronopia -
karmona -