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centaurodeldesierto

Menos mal que nos queda el fútbol

 

No hacía falta ser economista para saber la que se avecinaba. La rueda del consumo crecía sin parar, una burbuja de ladrillo y hormigón lo inundaba todo, mientras te veías a los hijos de la clase obrera viviendo una vida que no era la suya. Algunos lo vaticinábamos acodados en las barras de los bares, con un par de copas de más, ante el escepticismo de nuestros contertulios que agitaban las cabezas con aire de condescendencia. Hablábamos de un nuevo crack del 29 y recibíamos a cambio una palmada en la espalda.  Ciegos, la mayoría aspiraba a ser amigos de lo ajeno trajeados, con el verde de los billetes como bandera y el sonido de las cajas registradoras como himno. Los que pensamos que las bondades del capitalismo se acercan más a un páramo que a la abundancia de un frondoso bosque no somos ya sino unos pobres locos.

Todos los medios de comunicación hablan ahora de la crisis, qué duda cabe que han aportado su granito de arena al acrecentar un pánico que ya se daba en muchos hogares. Sin embargo, poco, muy poco han hablado de la crisis que sufrimos el común de los ciudadanos, con sus colas del paro, con la agonía de no llegar a fin de mes, con la curiosidad de sopesar precios para que la bolsa de la compra sea más económica… No, los mass-media se desgañitan hablando de la crisis bancaria, de las medidas publicitarias de los gobiernos para paliarla, o en estos últimos días de la crisis del PP de Madrid. Siniestros personajes los que pululan y deciden por la capital de las Españas.  Tiburones que se lanzan dentelladas unos a otros para ver quién llega a lo más alto. Afilan sus cuchillos, y mientras el pueblo de Roma pide pan y trabajo, el patriciado se prepara para los Idus de Marzo. Menos mal que nos queda el fútbol.

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